el super poder del ego
Vuelvo a mencionar a Eckhart Tolle porque, además de ser uno de los maestros espirituales vivos más importantes, escribió un libro de referencia que es imprescindible leer para toda persona que esté en el camino del autodescubrimiento. Y todos lo estamos, porque si no, ¿qué hacemos aquí? El Poder del Ahora (The Power of Now en su versión original en inglés) (https://www.casadellibro.com/libro-el-poder-del-ahora-una-guia-para-la-iluminacion-espiritual-6-e-d/9788484452065/1159328). Auguro que volveré a Eckhart frecuentemente en futuros posts.
En mi opinión, la exposición que Eckhart hace del ego y sus mecanismos de funcionamiento es una de las más poderosas e iluminadoras que existen, o al menos, que yo he encontrado. Animo a quien me lea a hacerse con este libro y aprender directamente del maestro. Pero, ya que estamos aquí, voy a elaborar un poco a través de mis propios descubrimientos.
El super poder del ego: la historia personal. El ego, entendido como el software mental que cada uno, cada una, tiene instalado en su cerebro, cuenta historias. Es, por tanto, sobre todo, un narrador. El tema principal de sus historias es quién soy yo. Me va dando identidad para que luego yo pueda llevarla de un lado para otro. El ego trabaja a tiempo completo. No disfruta festivos ni vacaciones, y en muchas personas está especialmente activo e imaginativo por la noche, cuando ofrece especiales de historias de miedo, por lo que conciliar el sueño puede no resultar fácil.
Cada día, al despertarnos por la mañana, (tal vez después de unas horas en blanco), hay unos milisegundos en los que el ego no está, y si estamos muy atentos podemos sentir un atisbo del espacio despejado, que se manifiesta en una sensación extraña de paz, de silencio, que finaliza abruptamente cuando el ego hace de nuevo su aparición, y continúa su narración allí donde la dejó la noche anterior.
Al ego le gusta, sobre todo, repasar episodios dolorosos, proyectarlos al futuro, y contarnos cómo tenemos que hacer para que aquello no vuelva a ocurrir, y si volviera a suceder, cómo debemos actuar para que no nos duela, y a ser posible, duela a otros, especialmente aquellos que nos dañaron. Nos va dando información clave para saber quiénes son los malos de cada historia, en quién se puede confiar y en quién no, quién tiene la culpa de esto o de aquello. Nos avisa de todo lo que puede salir mal, volverse en contra nuestra, causarnos sufrimiento. Nos dice que hay que estar alerta, no confiar en nada ni nadie, y desde ahí, vivir las experiencias de la vida, que la mente confunde con la vida misma. Nos va llenando de miedo a la vida, pero sutilmente, sin que nos demos cuenta.
El ego no acaba ahí. Después de contarnos todas estas historias nos exige rendir cuentas de por qué no hemos alcanzado aun la añorada felicidad. Nos dice que algo estamos haciendo mal, “espabílate porque se te está pasando la vida y a este paso no vas a conseguir ser feliz nunca”. El ego se responde a sí mismo con más historias: cuando esto o aquello por fin llegue, o cuando lo otro termine, cuando obtenga esto que espero, y que sin duda es la clave de la felicidad, el año que viene cuando… ¿te has dado cuenta ya de que nada de lo que tú piensas que es la felicidad realmente lo es? ¿de que nada que esperas que traiga la paz en el futuro, tiene el poder de hacerlo?
Creo que es un buen momento para cerrar los ojos y respirar, poniendo la atención en la inhalación, la exhalación, el aire que llega hasta el abdomen y lo expande, para luego volver a salir por tu nariz, cálido, suave. Mientras respiras deja pasar tus pensamientos por tu mente, los que sean, y observa cómo vienen y se van, y cuando ya se han ido, simplemente no están. Otro surge en su lugar que también pasa y se va. Pero tú permaneces. Tú no eres tus pensamientos, tú no eres tu historia. Tú estás más allá de todo ello, o más aquí. Y ahí donde tu estás, siempre, está la única felicidad posible, que suele venir acompañada por una profunda sensación de “todo está bien”.
¡GRACIAS POR TU TIEMPO!
