¿QUIÉN SOY? ¿que hago AQUI?

Como dice Pablo D’ors en su Biografía del Silencio, epígrafe 3 (Ed. Galaxia Gutenberg) https://www.casadellibro.com/libros-ebooks/pablo-d-ors/27862  “la cantidad de experiencias y su intensidad solo sirve para aturdirnos”. Según él la mayoría de las experiencias nos zarandean. Es fácil zarandear y aturdir a quién no sabe aun quién es. Normalmente utilizamos las experiencias de vida para crearnos una identidad, y por ello para hablar de nosotros contamos de dónde somos, qué estudiamos, o a qué nos dedicamos, dónde vivimos, si tenemos pareja, hijos, padres, madres, amigos, qué países hemos visitado, y narramos experiencias que generan aquella imagen que hemos creado y queremos dar a los demás, echándonos por encima la colcha de retales que hemos ido tejiendo para nosotros mismos.

Lo importante en cambio, no suelen ser las piezas que componen el puzle de nuestra idea de identidad, sino aquel que pone las piezas juntas. Y aquél, aquélla, suele pasar inadvertido.

Ese es el motivo por el que, cuando una gran pieza se mueve, o desaparece, nos lanzamos a una búsqueda desesperada para recolocarla, o encontrar otra de igual tamaño, y así recuperar esa sensación que teníamos de saber quién soy. Si al reponer la pieza, en lugar de mirar si encaja en el hueco, miramos la mano que la coloca, y la seguimos brazo arriba, no tardamos en encontrar a quien está haciendo el puzle, y ahí, ineludiblemente, a la causa y el origen de todo.

Nada de lo que digo es verdad para ti hasta que lo es. En toda historia personal se dan las circunstancias para que llegue el momento en que la verdad se revela como tal. En realidad, la verdad es. No necesita revelarse, eres tú quien necesita mirarla y al mirarla, verla. Es difícil ver lo que no miramos, y es difícil no ver lo que miramos. Parece una obviedad, pero si te detienes y lo observas, te das cuenta de la profundidad de la afirmación. Entonces es inevitable preguntarse qué es lo que estás mirando y qué es lo que ves, tanto como qué te estás perdiendo por no mirar.

Las preguntas son la clave de toda búsqueda. Me pregunto si es posible vivir una vida carente de preguntas. Aunque debo admitir que me costó comprender el poder de las preguntas. Lo hice, como todo lo que realmente nos transforma, a través de la experiencia. En este caso, la experiencia de preguntar. Sobre todo de preguntarme. Seguramente has observado cómo hay personas que parecen saberlo todo. Durante mucho tiempo cuando me encontraba alguien así sentía admiración, e incluso envidia ante la seguridad con que se desenvolvían en conversaciones de cualquier tipo. Ahora he comprendido que en la mayoría de los casos (hay excepciones) no suele ser que lo sepan todo, sino que no se cuestionan nada.

Las preguntas son una llamada a su respuesta, que normalmente lleva un tiempo agazapada, esperando la oportunidad de salir.

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SOBRE los comienzos