VIVIENDO LOS MILAGROS

Hace unos días que no subo una entrada al blog, y observo que han sido días de mucha actividad, tanto externa como interna. Realmente una va vinculada a la otra, y me pregunto cuál de ellas es anterior. Me respondo que, tal y como yo lo vivo, los movimientos internos suelen preceder a los externos.

Me maravilla contemplar cómo se mueven los hilos de la vida tejiendo los más asombrosos paisajes, y agradezco haber desarrollado en mayor o menor medida el sentido que me permite verlo. A veces la emoción que siento en mi cuerpo, especialmente en el pecho y el estómago, es particularmente intensa, y siento como que podría echar a volar. Camino por la calle, en mis trayectos rutinarios, de casa al trabajo y vuelta, y me descubro a mí misma sonriendo sin aparente motivo, maravillada y extasiada ante las pequeñas cosas que pueden fácilmente pasar inadvertidas pero que cuando no, tienen el poder de cambiar el rumbo del universo. Suena a exageración, pero no lo es. De hecho, es así como sucede.

Cada interacción humana tiene un potencial de iluminación y transformación tan brillante que nos ciega, y por eso es fácil no verlo. Escuchar las historias mientras son contadas, abre un mundo de discretos milagros, que se suceden sin cesar. Párate por un momento a pensar en la historia que contarías respecto a alguna persona que conozcas y tu relación con ella. ¿Cómo empezó? ¿cuáles fueron los pequeños milagros, a los que habitualmente llamamos casualidades, que confluyeron para que ocurriera? ¿de qué manera ha impactado en tu vida? ¿qué parte de ti es como es porque esa persona está, o ya no está? ¿qué experiencias has vivido porque esa persona apareció en algún momento? y ¿a qué experiencias te ha dado acceso? Tal vez a conocer a otras personas que han sido o son importantes en tu presente, o que te trajeron algo que necesitabas en un momento determinado, o tú a ellas, o te permitieron aprender algo importante. Cuando tomas perspectiva sobre tu propia vida, y la de los demás, empiezas a ver los hilos que hay detrás de cada acontecimiento. ¿Quién podría orquestar una música tan perfecta? Las variables que entran en juego son infinitas, y sin embargo, de un modo u otro, las cosas pasan como tienen que pasar.  

Hace 2 días me encontraba compartiendo una botella de vino con 3 personas a las que tan sólo un mes antes ni conocía, y que presiento van a estar presentes en mi futuro de una manera absolutamente inesperada y que yo nunca habría podido planear tal y como ha sucedido. Ahí estábamos las 4, en un espacio mágico en el que sé que voy a pasar más tiempo a partir de ahora, abriendo un nuevo capítulo en nuestras vidas mientras nos contábamos la historia de cómo habíamos llegado cada una hasta ese momento. Nuestras vidas han confluido por arte de magia cósmica exactamente como y cuando tenía que ocurrir. “Es una historia larga” dijo una de ellas como introducción a su relato. “No esperaba otra cosa”, le dije yo. Y sentía que en ese momento lo único que quería hacer era escuchar su larga historia. No existía nada más en el mundo.

Mientras charlábamos y vaciábamos la botella de vino, una parte de mí observaba maravillada y agradecida, sonriendo, cayendo rendida una vez más ante la perfección del momento presente. No había expectativas, no había preferencias, no esperábamos un resultado específico, éramos auténticas principiantes del momento presente y lo vivimos como los niños juegan a un juego inventado al que no han jugado nunca y van creando las reglas según avanza el juego, sabiendo que, si alguna vez vuelven a jugarlo, las reglas serán totalmente diferentes, y eso hará que el juego merezca la pena ser jugado de nuevo.

Todo esto me ha mantenido entretenida estos días. Mientras escribo siento esa emoción casi incontenible. La vida toca su música, y yo sólo quiero bailar.

¡GRACIAS POR TU TIEMPO!

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